La cultura se sobrepone a cualquier estrategia

La cultura de una compañía es como la personalidad de una organización, la cual se refleja a través de hábitos, comportamientos y creencias establecidas a través del tiempo. Esto, con base en normas, valores y expectativas que se comparten por parte de todos los miembros de una organización.

¿Sabías que para el 46% de las personas que buscan empleo hoy en día, la cultura organizacional es fundamental a la hora de aceptar o declinar una propuesta de trabajo? Entonces, ¿por qué es tan importante la cultura en una organización?Porque refleja las creencias inconscientes del grupo, las cuales se manifiestan por medio de lo que sienten y piensan los colaboradores. Esto permite orientar sus decisiones, definir las acciones y el destino de la misma organización, con la finalidad de apuntar a fidelizar más a sus clientes.

Una cosa es segura: en cualquier empresa, por pequeña que sea, siempre se creará una cultura. El cuestionamiento que debemos hacernos es si esa cultura ayuda o dificulta la capacidad de una organización para realizar sus objetivos estratégicos.

En esta línea, observemos cómo todo está finalmente ligado al rol del líder. Un líder tiene éxito o fracasa en la medida en que se logren ejecutar las estrategias planteadas de acuerdo a las expectativas; de esta manera, más que un brillante diseño estratégico, lo que en verdad importa al final del día es la ejecución de esas estrategias. Una cultura efectiva es la clave para la ejecución de cualquier estrategia y, en consecuencia, un buen liderazgo es la clave para una cultura efectiva.

Así, las organizaciones tienen éxito cuando sus lideres desarrollan conscientemente una cultura efectiva, y, por ende, fracasan cuando no lo hacen. Nuevamente, todo está perfectamente ligado. Esto no sólo es válido para la alta gerencia, el mismo argumento funciona para cualquier líder y su equipo en pequeñas unidades de negocio, departamentos y servicios entre otros. Cualquier grupo con metas tiene que centrarse en la ejecución para tener éxito. Sin importar tu puesto, la cultura debe estar en lo más alto de tus prioridades.

Una cultura corporativa para que sea efectiva, debe contar con tres elementos básicos:

1- Estratégica. Debe ofrecer ‘perspectiva’ y ‘contexto’ para orientar a las personas sobre el Big Picture.

2- Integradora. Alinear esfuerzos de todos los miembros y bajo claros acuerdos para establecer un sentido de pertenencia y de comunidad.

4- Flexible. Para crear un ambiente psicológicamente seguro que aliente a hacer preguntas, a experimentar y ventilar abiertamente los errores.

Es importante reconocer que desde niños aprendemos la cultura familiar observando el comportamiento de nuestros padres: lo que escuchamos de ellos importa poco en comparación a lo que vemos que hacen. Así pues, desde pequeños nos vamos dando cuenta de las contradicciones entre los valores que se promueven y los compromisos con estos mismos. Reflexionemos sobre ello: la manera en que tus padres llevaron sus valores a la acción te mostró lo que realmente era valorado en tu familia. De la misma forma, el comportamiento de tus maestros te mostró cuáles eran las verdaderas normas que tenías que cumplir en la escuela y la manera cómo tus jefes actúan en el trabajo te dice qué es lo que se valora en verdad dentro de la empresa donde trabajas, y cuáles son las normas que debes cumplir para prosperar en ella.

Por esto mismo, es muy importante el ejemplo que des tú como líder, sobre todo en circunstancias que pongan a prueba tu carácter: tu temple.

No dejemos de lado el concepto de responsabilidad. Tanto Sadhguru, uno de los grandes lideres espirituales en la actualidad, como Fred Kofman, proponen un discurso entorno a la responsabilidad. Ambos indican que debemos integrarla y aceptarla escribiéndola como si fueran dos palabras:  responder y habilidad, ya que es precisamente la habilidad para responder ante cualquier situación, independientemente de que hayas sido o no el responsable de ésta.

No eres responsable de tus circunstancias, sino de la manera en que las enfrentas. Para dar un ejemplo: no eres responsable del hambre en el mundo ni tampoco eres culpable de la guerra en Ucrania. No las causaste y tampoco las empeoraste; sin embargo, eres capaz de responder al hambre en el mundo y a las guerras que desgraciadamente se encuentran activas en estos momentos. De hecho, algo como el hambre en el mundo es un problema tan extendido que es prácticamente imposible no responder ante ello de una manera u otra. Por ejemplo, puedes mostrarte indiferente, puedes donar dinero, ser voluntario en un comedor comunitario. Hagas lo que hagas, es totalmente tu elección y esta es la expresión de tu responsabilidad, de tu habilidad de respuesta,frente al hambre en el mundo.

Como protagonista con habilidad de respuesta, puedes enfocarte en cosas que pueden influir. Puedes verte a ti mismo como alguien que puede responder a las circunstancias externas, a pesar de que estén fuera de tu control. Como protagonista y piloto en tu recorrido de vida, tienes la oportunidad de reconocer que, si quieres ser parte de la solución, tienes que considerarte primero como parte del problema. De esta manera, tú, como líder bien integrado y consciente, eres el instrumento más importante para crear una cultura efectiva, para la lo cual, debes sintonizartemental, física y emocionalmente para permanecer fiel a tus valores y a tus principios. Ten presente que los miembros de tu equipo son sensibles a tu comportamiento como líder y al de cualquier otro líder en tu organización. Notan fácilmente en qué utilizas tu tiempo (y en qué no), cuáles son las cosas que preguntas (y cuáles no), a quién te diriges (y a quien no). Incluso pequeños gestos como sonreír, fruncir la frente, levantar las cejas y asentir son pistas sobre aquello que valoras y aquello que no.

Finalmente, para fomentar una cultura organizacional sana, debes aprender a sentirte cómodo en la incomodidad. Cuando las cosas van mal, piensa que algo bueno vendrá́ de ello: si se canceló algún proyecto que tu equipo tanto anhelaba, deberás poner mayor tiempo y enfoque a otros proyectos. Si no les dieron los fondos adicionales, ahora deberás hacer las cosas más simples. Que las cosas no vayan como esperabas no quiere decir que van mal, es simplemente cuestión de perspectiva. Toma el desafío y conviértelo en algo productivo y bueno para tu equipo.

Cuando sabes convertir cualquier reto en algo favorable, puedes atreverte a agradecer las dificultades, así́ como agradeces que un gimnasio tenga esas pesas enormes para fortalecer tus músculos. ¡Bienvenido a tu nuevo gimnasio!

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