El propósito del arrepentimiento

Todos nosotros hemos cometido errores, y sabemos que por alguna razón esa imagen —ese momento— se imprime fuertemente en nuestra mente y es muy tentador insistir en ello; como si el estar reviviendo en nuestra mente esa situación fuera de alguna utilidad.

Cuando se comete un error y permanecemos mirando por el espejo retrovisor, lo único que logramos es mantenernos mirando lo que ya pasó y sin dejarlo ir, lo cual nos atrapa y nos lleva a resentimientos, a tratar de castigarnos o a pasarle la factura a aquellos que estuvieron de alguna forma involucrados. Esta dinámica tan tóxica se basa mucho en el miedo, y es por una parte como si no quisiéramos que eso volviese a suceder, así que le vamos dando vueltas mirando el pasado, hablando constantemente de ello y manteniéndonos en una espiral sin poder soltarlo.

Pregúntate siempre ante una situación de la cual sientes arrepentimiento: “¿Qué es lo que verdaderamente podría aprender de aquella experiencia?” Para que más tarde puedas aprovechar los aprendizajes ante situaciones similares y así lograr un desenlace diferente.

Con esto no quiero decir que no es importante el mirar hacia atrás para aprender de las cosas, o el reconocer algún error y ofrecer una disculpa; el problema viene cuando nos quedamos atrapados en el pasado, en la situación y sin dejarla ir, lo que nos lleva a ese espiral del arrepentimiento.

Para explicar mejor lo anterior quisiera utilizar un ejemplo del mundo de los deportes: el de los golfistas cuando fallan un putt, por algún margen mínimo de error, y no logran meter esa pelotita blanca en el hoyo. Lo que diferencia a los grandes golfistas es precisamente ese momento de reflexión cuando fallan y logran revisitar en su mente ese instante e identifican lo que corrió mal para poder hacer el ajuste necesario y ser más asertivos en el próximo hoyo. Otros se molestan, hacen un drama, avientan el bastón, hacen ademanes, etc. Pero muy en especial, y es a esto a lo que voy: se llevan esa imagen en la mente y al momento de volver a estar en el siguiente hoyo lo único que registra su mente es el error del pasado y hasta se dicen a sí mismos en silencio cosas como “ahora falta que vuelvas a cometer el mismo error de atrás”, y esto solo puede traer un solo resultado: el tropiezo, una y otra vez.

Los mejores golfistas, los mejores atletas y los mejores líderes siempre van serenos por la vida y aprendiendo de las diferentes experiencias que se van presentando.

Hay que aprender a dejar las cosas atrás, con responsabilidad, y concentrarnos en lo que haremos mejor en el futuro. En lo personal no me gusta pensar en los errores del pasado, ya que es una especie de conexión de culpa paradójica para mantenerte viviendo en él, lo cual simplemente no te permite avanzar.

De alguna forma la culpa, como sentimiento, es beneficiosa como parte del examen de conciencia que se debe de llevar a cabo ante alguna falta; ante algún error, pero esto funciona solo cuando se lleva a cabo en el preciso momento en que se detona y entra en acción; es aquella vocecita que te dice “Ups…..! No debiste haber hecho eso”, y te arrepientes, lo que significa el genuino deseo a cambiar. Pero otra vocecita te puede decir algo como: “¡ah….!” y ahora vamos a mantener esta culpa por mucho tiempo y como parte de un proceso, lo que se convierte en el verdadero arrepentimiento, y eso sí que es destructivo.

El arrepentimiento puede verse como una emoción inútil, pero con su apropiado manejo puede llegar a ser productivo.

Entre los sentimientos, hay otro que viaja en paralelo al arrepentimiento y que es importante distinguir, me refiero al remordimiento. Ambos son sentimientos diferentes, ya que el remordimiento se presenta cuando lastimas a otra persona, por ejemplo.

Si algo que hiciste causó dolor y lastimaste a alguien por alguna decisión que tomaste como líder porque pensabas que era una buena alternativa pero terminó siendo una equivocación, pues no te queda más que buscar avanzar rápidamente sobre esta situación o correrás el riesgo de entrar en un proceso de remordimiento, el cual probablemente sea muy apropiado y te lleve a expiar esa culpa y a ofrecer una disculpa genuina, sin embargo, cuando ya has hecho todo lo que está a tu alcance para emendar la situación, entonces debes seguir adelante y percibir con todo tu ser que algo positivo saldrá de todo esto.

Por otro lado, creo que todos debemos tomarnos menos en serio para lograr reír y celebrar nuestros errores. 

Te comparto algunos Tips que puedes poner en marcha para dejar de sentirte culpable y dejar atrás el arrepentimiento, pero sin dejar de aprender de él:

  1. Busca la causa de tu arrepentimiento 
  2. Acéptalo y perdónate
  3. Aprende de todo esto 

Equivocarse y cometer errores es humano. La principal solución para recuperar el rumbo de tu vida tras un arrepentimiento, o remordimiento de conciencia, es perdonarnos a nosotros mismos.

Ahora quiero compartirte algo sobre mis experiencias con este sentimiento del arrepentimiento.

Me interesé precisamente por este tema porque me di cuenta de que yo mismo tenía muchos arrepentimientos y remordimientos en mi recorrido de vida personal y profesional. Probablemente no es algo que hubiera explorado a los 30 años, pero en cierto modo me parece inevitable hacerlo ya entrado en los 50s.

El arrepentimiento es nuestra emoción más incomprendida, a pesar de haber muchas pruebas que constatan que es una de las más frecuentes. De hecho, es una de nuestras emociones de menor vibración y más negativas, por lo mismo siempre hay que buscar resolverlo[K1] .

Primeramente, todo el mundo se arrepiente; las únicas personas que no lo hacen son los niños de cinco años, los individuos con daño cerebral y los sociópatas, ¡ok!, el resto nos arrepentimos, y lo más importante es que, si lo gestionamos de manera correcta, el arrepentimiento nos hace mejores.

En esencia, reconozco que, ante determinadas situaciones, siempre pude elegir y estuve al volante del rumbo de mi vida. Como en la fábula de la hormiga o el saltamontes; pude haber sacrificado cosas, lujos y placeres a corto plazo para que dieran sus frutos a largo plazo, o como lo hice: pude gozar al máximo cada momento como un verdadero hedonista y dejar pasar los días sacrificando el largo plazo.

La gente siempre nos arrepentimos de esta última elección, de lo que nos lleva a sacrificar el largo plazo. Pero también en general la gente se arrepiente de lo que no hace mucho más que de las cosas que sí hace. Lamentamos lo que “no hicimos” mucho más que lo que “hicimos”.

Por último, te quiero compartir una idea, la de escribir un currículum de tus errores y tropiezos en la vida. De alguna manera este currículum te permitirá hacer tres cosas fundamentales: lo revelas, sientes compasión por ti mismo, y luego tratas de extraer las mayores lecciones de las cosas.

Animaría a todos a redactar su currículum, ¡el mío ya tiene siete páginas!


 [K1]Sugiero poner alguna cita de alguna referencia que fundamente esto, ya que puede causar problemas desde el punto de vista de la psicología.

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