Hoy en día, en este mundo globalizado, la tecnología que nos permite las reuniones virtuales —vía Zoom, Teams, Google-meets, entre otras plataformas— nos facilita enormemente el aprovechar todo el talento que hay en el mundo y más allá de nuestras fronteras geográficas.
No hace mucho tiempo era imposible pensar en conjuntos multiculturales que pudieran ser parte de un mismo equipo por la simple razón de no encontrarse en una misma ciudad, o por no estar a una distancia que les permitiera desplazarse para reunirse. Hoy en día las tecnologías han facilitado todo esto, permitiendo eliminar las distancias geográficas y así expandir las posibilidades de atraer talento. De esta manera, ya no es extraño ver equipos conformados por personas viviendo en diferentes partes del mundo y siendo parte de un mismo propósito.
Las diferencias en husos horarios, así como los diferentes idiomas entre los miembros de un equipo, sin duda son algunos de los desafíos clásicos en esta era; por ejemplo cuando se tiene a miembros del equipo en Asia, y otros en América, pues existen muchas horas de diferencia entre ambas geografías. Otro desafío es el idioma: se tiene que adoptar el inglés para poderse comunicar todo el equipo. Sin embargo, y en mi experiencia, el mayor reto para un líder en esta materia se encuentra en las grandes diferencias culturales que fácilmente pueden descarrilar una buena comunicación y armonía entre el equipo si no se está consciente de ellas y se actúa en consecuencia. Esto, sin duda, conlleva una serie de desafíos continuos para cualquier líder, por muy experimentado que sea en relación a cómo mantener a los equipos cohesivos, bien integrados y alineados.
Entonces, así como hoy en día hay que aprovechar las oportunidades y las tecnologías que estrechen la distancia para atraer al mejor talento al equipo, sin importar donde se viva, hay que prepararse como líder en lo que podemos denominar “Inteligencia Cultural”, una nueva dimensión que debes desarrollar en tu recorrido como líder en esta nueva era.
Trabajar con un equipo multicultural, en el que conviven empleados de diferentes nacionalidades y culturas, puede llegar a ser una experiencia apasionante y maximiza las oportunidades para alcanzar excelentes resultados, pero para lograr el éxito, antes es necesario superar las barreras propias de la diversidad, como las diferencias de criterios, valores, y prioridades.
La clave para gestionar y liderar adecuadamente este tipo de equipos, caracterizados por la mezcla de distintas culturas, podemos resumirlas en tres grandes dimensiones:
1. Ser consciente de las diferencias e identificar los mejores valores de cada cultura:
Aunque es importante evitar caer en las etiquetas y estereotipos, es evidente que cada cultura o, para ser más exactos, un porcentaje mayoritario de las personas que pertenecen a la misma cultura, tienen desarrolladas una serie de actitudes y capacidades que les permiten desenvolverse mejor en ciertos ámbitos. De la misma manera, también presentan áreas de oportunidad en cierto tipo de habilidades.
Es importante que aprendas a discernir y valorar los aspectos positivos de cada cultura. Por ejemplo, la gente del centro de Europa (Alemania, Suiza, Dinamarca, el Reino Unido, entre otros) suele tener una gran capacidad para planificar desde una perspectiva más seria y coherente. Mientras que las personas del sur europeo (España, Italia, Grecia y Portugal entre otros) o los países Latinoamericanos tienden a destacar por su intuición, su capacidad de improvisación, y su creatividad.
2. Aprovechar las diferencias para sumar las habilidades colectivas:
La fórmula para lograr la máxima eficacia y productividad en un equipo no es otra que sumar habilidades, valores y principios, en vez de orientarnos por una manera determinada y concreta de trabajar, excluyendo las otras. Atención, no es una cuestión de elegir entre planificación e improvisación, o entre formalidad y creatividad, sino de sumar competencias para obtener como resultado un mejor servicio o producto, es decir, se trata de pensar en “Y” en vez de “O”.
Como referencia, el Cirque du Soleil o El Circo del Sol constituye un ejemplo único de suma de actitudes y habilidades cross-culturales muy diferentes, que ha dado como resultado una propuesta de espectáculo magnífico y, por supuesto, una organización ejemplar y un negocio excelente.
3. Ejercer un liderazgo global:
Como líder debes ser plenamente consciente de las características específicas de tu propia cultura; de tu propia idiosincrasia, contraponiéndola de una manera positiva con la de los miembros de tu equipo.
De lo que se trata es de ejercer un liderazgo “global e inclusivo” basado en cosas como: buscar siempre unir e interconectar en vez de dividir y excluir; ser curioso y tener la capacidad de ver la realidad desde múltiples perspectivas; y enmarcar los objetivos de la organización en un contexto más amplio, buscando impactar con el mayor alto bien en el mundo.
Solo con una mentalidad muy abierta por parte de todos los miembros del equipo y un liderazgo bien centrado en la suma, y no en la exclusión, es posible romper paradigmas y estructuras que permitan la creación de empresas innovadoras y visionarias como Netflix, Apple, Ikea, Google, entre otras.
Algo sobre mi experiencia
Ahora permíteme compartirte algo de mi experiencia liderando equipos multiculturales en diferentes geografías: en un mundo más y más globalizado, donde cada vez es más común trabajar en equipos compuestos por personas de diferentes culturas, he podido constatar cómo los líderes de hoy necesitan aprender a liderar profesionales con diferentes valores, costumbres, tradiciones, creencias y paradigmas.
Las diferencias culturales pueden parecer poca cosa, pero si no eres consciente de ellas y no te armas con buenas estrategias para gestionarlas, puedes arruinar una reunión, desmotivar a tu gente, o frustrar a un cliente extranjero.
Seamos conscientes o no, las diferencias en los patrones de comunicación de un país a otro tienen un tremendo impacto en cómo nos entendemos y, por lo mismo, en cómo hacemos nuestro trabajo. Un sencillo ejemplo puede ser un gesto característico de alguien de la India, como un movimiento a medio camino entre la negación y el asentimiento. Cuando tienes relación con gente de esta cultura, pronto descubres que ese gesto no indica desacuerdo o duda; por el contrario, sugiere interés, entusiasmo o, en ocasiones, simplemente es su forma de escuchar respetuosamente.
Otro ejemplo, muy simpático, es cuando en Estados Unidos, así como en varios países de Europa, al terminar una conferencia y preguntar si alguien tiene alguna duda, siempre varias personas levantan la mano, lo cual es lo normal para muchos de nosotros. Sin embargo, cuando la audiencia es mayormente representada por personas de Asia, como Japón, China o Corea, la dinámica cambia dramáticamente, ya que nadie alza la mano. Con el tiempo, y gracias al feed-back de cada sesión, me fui percatando de que, con ese tipo de audiencia cultural, debes recorrer la sala con los ojos —despacio— y mirar fijamente a la audiencia; en su cultura asiática, si quieren preguntar algo miran fijamente a los ojos al ponente y simplemente esperan a que éste les proponga hablar. ¡Fascinante y muy diferente a la cultura occidental!
También, en cuanto a cómo ejercer el liderazgo, existen culturas donde uno, debido a que es más jerárquico, es apreciado, y donde el estatus es importante, como en el mundo latino y asiático. Mientras que hay otras culturas, como la escandinava o la misma americana, donde existe un liderazgo más igualitario, en el que la distancia jefe-empleado es corta y el mejor líder es quien actúa como facilitador entre iguales. Por otro lado, países como Francia o Alemania tienden a la confrontación, y entienden el desacuerdo y el debate como algo positivo. Otros, como Japón o Tailandia, ven el debate como algo negativo; para ellos la confrontación es algo inapropiado.
Por último, en un tema crucial como la confianza, hay culturas en las que ésta se genera mediante actividades asociadas a las tareas del negocio (como en la americana o alemana), y no en lo social. Mientras que hay otras, como la latina o europea del sur, en las que se genera a partir de eventos sociales como “comidas, o encuentros en la máquina del café”, donde la dinámica es más lenta y se basa en las relaciones personales.
En fin, he sido muy afortunado por mi recorrido como líder, ya que he podido vivir estas fascinantes diferencias culturales en carne propia, liderando equipos y transformando organizaciones globales. Si tienes la oportunidad de desempeñar una asignación internacional, no dudes en tomarla, pues es una de las experiencias más enriquecedoras que podrás vivir.
Ahora te paso algunos tips para liderar equipos multiculturales de forma efectiva:
Ten curiosidad por conocer los diferentes estilos de comunicación de cada cultura: En algunas culturas decir “no” es considerado una ofensa; en otras ser directo y concreto es muy valorado, y hay otras que se enfocan en utilizar un lenguaje indirecto, cuidando no herir los sentimientos de los demás o no parecer autoritario. Como líder puedes ser más paciente y empático ante las diferencias y evitar malentendidos innecesarios.
Ve más allá de los estereotipos culturales: Es muy probable que los miembros de tu equipo juzguen a sus compañeros debido a estereotipos que se tienen sobre cada cultura. Como líder puedes enfocarte en crear un espacio de confianza y humor, donde invites al equipo a hablar sobre los estereotipos que existen de su propia cultura y a compartir de manera informal con cuáles se siente más identificados y con cuáles no.
Busca que se hable un lenguaje común en el ámbito laboral: Cuando un equipo comparte un mismo espacio físico de trabajo y algunos miembros del equipo hablan un idioma que los demás no entienden, se genera separación y exclusión. De igual forma las personas que pertenecen a una misma cultura suelen hacer su grupito y dificultan la integración del equipo. Como líder puedes invitar a tu equipo a hablar el idioma que todos comparten en el lugar de trabajo, e incluso asignar proyectos conjuntos a personas de diferentes culturas, fomentando así la integración entre todos los miembros del equipo.
Comprende qué es y qué no es apropiado en cada cultura: En algunas culturas llegar a una reunión 5 minutos tarde es considerado una ofensa, y en otras eso no es nada; hasta más de 15 minutos es aceptado. Aprende sobre las diferencias culturales y busca que los miembros del equipo hablen sobre ellas para ser más tolerantes, también más respetuosos con sus compañeros.
Enfócate en lo que los une y no en lo que los separa: Como líder de equipos multiculturales debes propiciar espacios en los que tus colaboradores se conozcan más allá de lo laboral y encuentren lo que es común entre ellos. En este tipo de espacios los miembros del equipo pueden descubrir valores e intereses similares.
Aprovecha la diversidad: Los equipos multiculturales poseen una gran riqueza, especialmente a la hora de encontrar diferentes alternativas para resolver una situación o encontrar nuevas estrategias para alcanzar las metas.
Cada miembro del equipo ve la realidad desde los lentes de su propia cultura, educación y experiencias. Si la riqueza en perspectivas se valora como algo positivo, y se fomentan conversaciones donde todos los miembros del equipo tienen voz, el equipo como unidad podrá ampliar su perspectiva y descubrir nuevas posibilidades.
Por último, recuerda que como líder de un equipo multicultural debes identificar las fortalezas de cada uno de los miembros del grupo y no buscar que todos sean iguales; las habilidades se complementan y hacen al equipo más fuerte.