Es importante demostrar tu vulnerabilidad, y aprovecharla como una de tus mayores fortalezas. A la vulnerabilidad se le relaciona fácilmente con algo negativo y que denota debilidad, pero te darás cuenta de que aceptarla y, de alguna manera, mostrarte vulnerable ante los demás puede ser una de tus mayores fortalezas como líder.
Muchas veces, el miedo a exponer tus debilidades o simplemente mostrarte vulnerable ante los demás, es más común de lo que te imaginas. Desde pequeño, tus padres te decían que no lloraras ante algo que desconocías, y te decían algo así como “sea machito, los niños no lloran”, lo cual provocaba que te asustaras más. Esto es un ejemplo de cómo estamos condicionados desde muy temprana edad.
Estas situaciones se repiten, una y otra vez: en la escuela, con los amigos, con tu familia, en el trabajo y, finalmente, en tu matrimonio. Vamos por la vida formándonos una coraza, que después es muy difícil de romper, ya que conforme crecemos y nos volvemos adultos, el acto de mostrar nuestras debilidades nos da vergüenza. Sin embargo, la ausencia de la vulnerabilidad promueve grandes disfunciones entre los equipos.
Si eres nuevo en un puesto de liderazgo, quizás pienses que tienes que mostrarte seguro todo el tiempo. Pero mostrar y expresar tus emociones es parte del liderazgo. Ser vulnerable crea un entorno de trabajo abierto y saludable, donde los empleados se sienten libres para compartir sus ideas y problemas. Como líder, puedes aprender cómo ser más vulnerable y todas las maneras en las que la vulnerabilidad puede beneficiar a tu equipo.
Sabemos lo importantes que es la colaboración, la confianza y la conexión en el lugar de trabajo. Como líder, debes promover esos valores, pero no es nada fácil, porque para crear ese tipo de cultura, debes ser honesto y mostrar tus emociones con tu equipo. Por ello, la vulnerabilidad es cuando te abres y expresas esas emociones. Cada vez que practicas ser vulnerable con los miembros del equipo, generas confianza y relaciones más sólidas.
¿Qué es la Vulnerabilidad en el ambiente de trabajo y, sobre todo, cómo se relaciona con el liderazgo?
La vulnerabilidad es simplemente la exposición emocional. En materia de liderazgo, la vulnerabilidad es cuando muestras tus emociones a tu equipo y compañeros de trabajo. No tienen que ser expresiones grandes y llamativas, como llorar o gritar de rabia. En su lugar, los líderes vulnerables son, más bien, observadores silenciosos que están muy en contacto con el pulso emocional del espacio en el que se encuentran. Por ejemplo, puedes mostrar vulnerabilidad al asignarle a un miembro de tu equipo, el cual está buscando más responsabilidad, una tarea de la que siempre te has encargado tu directamente.
Piensa que la vulnerabilidad te convierte en un mejor líder. El poder de esta herramienta es que forja una conexión más genuina con tu equipo. Cuando te muestras como eres, permites que los demás lo hagan también.
Estos son algunos de los beneficios de mostrarte como un líder vulnerable:
Aumento de la confianza. Al ser abierto, permites que tu equipo te conozca de una manera más auténtica. Cuando eres auténtico con los demás, es mucho más fácil para ellos ser honestos contigo, y eso genera confianza.
Mayor compromiso de los empleados. Es más probable que los empleados que confían en ti se comprometan más con su trabajo. Cuando tu equipo sabe que cuentan con un gerente confiable y comprometido, es más probable que ellos también muestren confianza y responsabilidad.
Equipos más productivos. Cuando los integrantes del equipo son capaces de ser honestos entre sí sobre cualquier conflicto, pueden reducir rápidamente los posibles inconvenientes. Como resultado, pueden resolver el problema y realizar el trabajo más rápido.
Seguridad psicológica. Los grandes líderes crean un espacio emocional seguro para que sus empleados puedan compartir y ser vistos.
Miembros del equipo más valientes. La vulnerabilidad da miedo. Al practicarla con tu equipo, estás creando un entorno con miembros del equipo más valientes, más dispuestos a asumir riesgos y a ser más creativos.
Mayor inteligencia emocional. La vulnerabilidad te vuelve más empático y compasivo, y eso desarrolla tu inteligencia emocional.
Al igual que con cualquier otra habilidad o destreza, puedes mejorar tu capacidad de ser vulnerable con la práctica. Hay cosas muy simples que puedes hacer para desarrollar ese músculo de la vulnerabilidad para llevar tu liderazgo a otro nivel:
Establecer límites. Al contrario de lo que parece, hay que establecer límites para que la vulnerabilidad funcione. Como la misma Brené Brown nos dice, “la vulnerabilidad sin límites no es vulnerabilidad”. En última instancia, la vulnerabilidad en el liderazgo obliga a situarnos en el contexto adecuado: el trabajo. Por lo tanto, hay que mantenernos como profesionales. Por ejemplo, quizás esté ocurriendo algo en tu vida personal que esté afectando tu liderazgo. Sabes que has estado un poco bajo de energía últimamente, y crees que compartirlo con tu equipo les ayudará a tener más contexto sobre tu vida. Además, no quieres que piensen que tu distracción tiene algo que ver con su trabajo. Y está bien compartir una versión de este problema con tu equipo, pero no es apropiado compartirlo repetidamente, quejarse ni utilizarlo para excusar un mal comportamiento, como llamarle la atención o gritarle a un miembro del equipo.
Ten mayor escucha activa. Ser vulnerable no significa compartir siempre. La vulnerabilidad también significa que sabes cuándo dar un paso atrás, escuchar y soltar algo de control. Esto puede ser particularmente difícil para los líderes de los que siempre se espera un trabajo de alto rendimiento. La escucha activa te ayuda no sólo a escuchar a la otra parte, sino a realmente asimilar lo que está diciendo. Puede ser un acto de vulnerabilidad dar un paso atrás en una conversación, especialmente si estás acostumbrado a ser quien siempre tiene algo que decir como líder. Pero el beneficio es que puedes aprender más sobre tu equipo, su trabajo y ser un mejor apoyo para ambos.
Aprende a pedir ayuda. Por lo general, los líderes sienten que deben poder encargarse de todo lo que se les presente en el camino. Pero sigues siendo un ser humano, y parte de ser vulnerable es mostrar que a veces necesitas ayuda. Pedir lo que necesitas no es un signo de debilidad, sino una señal de que comprendes tu carga de trabajo y a tu equipo. Te ayuda a avanzar con tus proyectos, a reducir los retrasos (debido a que no estás recibiendo el apoyo que necesitas) y a evitar el resentimiento que puede provocar la sobrecarga de trabajo. Además, cada vez que acudes a un colega o miembro del equipo para pedirle su apoyo, le das la posibilidad de dar un paso adelante y tomar el control del trabajo.
Simplemente practica la vulnerabilidad. Existe una delgada línea entre compartir demasiado y ser vulnerable. Lo difícil es que compartir en exceso puede tener un efecto adverso, y hacer que los demás se sientan incómodos o se cierren. Para hacerlo bien, practica la vulnerabilidad en un espacio seguro. Por ejemplo, puedes formar un grupo de amigos o colegas en el que practiques expresar la vulnerabilidad. También puedes trabajar en la vulnerabilidad con un coach de negocios o un profesional de la salud mental si eso te hace sentir más cómodo.
Conócete mejor a ti mismo. Ser vulnerable significa mostrar más aspectos privados de ti mismo, pero eso no quiere decir que tengas que compartir todo. Conocer la raíz de lo que te molesta enfocará tus interacciones en lo que realmente está sucediendo, y eso te permitirá tener conversaciones más productivas. Para ser más vulnerable, debes contar con el autoconocimiento para saber cómo te sientes y con qué te sientes cómodo compartiendo. Por ejemplo, si tu colega comparte una idea que se les ocurrió a los dos, pero no te da crédito, quizás tengas una reacción emocional. Pero en lugar de compartir esa reacción emocional (“¡no puedo creer que no me mencionaras!”), es mejor conversar al respecto con autoconocimiento. En otras palabras, ¿qué es lo que realmente te molesta de esta experiencia? Compartir la verdadera razón detrás del porqué es importante para ti que te mencionen cuando colaboras, probablemente se convertirá en una conversación más productiva.
Sé más empático. La empatía se considera una habilidad de liderazgo cada vez más importante. Una cosa es saber qué están experimentando los demás, y otra es comprenderlos y compartir esa experiencia con ellos. Eso es empatía, y te permite conectarte con el equipo de una forma más personal. Si tu subordinado directo se ha retrasado en su carga de trabajo habitual, es normal que se frustre o sienta que está haciendo algo mal. Una respuesta empática sería preguntarle por qué se retrasó, y si hay alguna manera en la que puedas ayudarlo. Quizás algo está ocurriendo en su vida personal, o tal vez la carga de trabajo fue demasiado y no supo cómo decírtelo. Al abrir esta conversación con empatía, lo animarás a que comparta la verdad sobre lo que está ocurriendo, y será mucho más sencillo encontrar una solución.
En cuanto a mi experiencia durante mi recorrido como líder en relación a la vulnerabilidad te comparto lo siguiente. Esto con la única intención de permitir que te veas en un espejo, si es que estas pasando por una situación similar, para que cometas otros errores y no los mismos que otros hemos cometido.
Me costaba reconocer mis temores y áreas de oportunidad, y ¡ni se diga compartir mis emociones! Para mí, escuchar “vulnerabilidad” era equivalente a escuchar “debilidad”, por lo que podrás imaginar qué tan confundidas tenía mis prioridades. Desde pequeño fui arrojado y osado, lo cual me permitió sobresalir ante diferentes situaciones complicadas en la escuela y posteriormente en mi juventud y en mi vida profesional, ya que siempre me posicioné como alguien capaz de entregar resultados, de hacer que las cosas funcionen sin importar las consecuencias. Y es precisamente en este último punto, las consecuencias, donde quiero asentar la reflexión que quiero compartir contigo.
El hambre de triunfo, de reconocimiento y de éxito te puede cegar muy fácil y, por ende, confundirte en el camino. Cuando operamos bajo esta dinámica es muy sencillo generar un ambiente de trabajo toxico para el equipo, y se pone peor cuando nuestra conducta es recompensada por los jefes con gratificaciones o promociones por alcanzar resultados sobresalientes, aun cuando los comportamientos no sean siempre los más apropiados para hacer crecer al equipo.
Cómo líder, he tenido muchos aciertos, pero también hice pasar muy malos momentos a mis equipos, debido a no saber escuchar de forma genuina, o a no saber pedir ayuda ante situaciones que rebasaban mis capacidades desarrolladas, o a sentir amenazada mi posición por verme expuesto y no estar a la altura de las circunstancias.
Recordemos que el objetivo primordial que tenemos como líderes es crear y asegurar un ambiente psicológicamente seguro para que todos puedan prosperar, observando las fallas y errores como parte del mismo viaje del éxito. Cuando como lideres fallamos en generar este clima laboral, le fallamos al equipo, a la empresa y a nosotros mismos.
Son muchas las razones por las que la mente y nuestras creencias limitantes nos llevan a segarnos, lo cual nos impide reconocer cuando fallamos y, sobre todo, cuando fallamos en grande; sin embargo, cuando somos capaces de darnos cuenta, nos mostramos vulnerables y ofrecemos una disculpa genuina, crecemos como lideres y avanzamos, junto con nuestros equipos, a otra dimensión. Por ello, la vulnerabilidad es una habilidad que se puede aprender y desarrollar. Tener la valentía de ser vulnerable te hará siempre un mejor líder. La vulnerabilidad en el liderazgo no se trata simplemente de desahogarte, sino que es la mejor manera de conectarte con tu equipo, y de animarlos a que se comprometan, apoyándolos hasta el final.