Resiliencia, la capacidad más buscada en un líder

La resiliencia es esa capacidad de recuperarnos y adaptarnos a situaciones adversas y complicadas, es decir, es el poder sobreponernos a momentos de dificultad. La resiliencia es precisamente una de las cualidades más importantes para los líderes porque a menudo se enfrentan a retos y contratiempos. Un líder bien forjado debe ser capaz de levantarse y seguir avanzando a pesar de las dificultades, y lograr influenciar a sus equipos para confiar en ello.

Ahora hay muchas maneras de desarrollar resiliencia, una de ellas es crear grupos de apoyo que puedan ofrecer buenos consejos y sobre todo un buen ánimo. Otra forma es el celebrar pequeños éxitos y avances en el camino. También es importante aprender de los errores y tener una actitud positiva.

La resiliencia es el camino, diría único, para enfrentar, vencer y salir mejores ante las dificultades. En este sentido, para hablar de resiliencia debemos hablar de liderazgo, el cual recordemos que es “El hacer que los cosas sucedan”.

La resiliencia, al igual que el liderazgo, ¡requiere de carácter y de actitud! Primero pensemos que no hay resiliencia si no hay una crisis. La resiliencia no es resistencia, no es aguantar el castigo, es crear nuevas y mejores condiciones a partir de las dificultades, por lo tanto, la resiliencia es “Aprender y fortalecerse ante la adversidad”.

La resiliencia se desarrolla y se vuelve parte de la cultura; y la manera en que la resiliencia se vuelve una capacidad organizacional es a través del liderazgo.

Las empresas más exitosas son simplemente un conjunto de buenos líderes. Las empresas resilientes se caracterizan por una aceptación obstinada de la realidad, es decir, tienen la profunda convicción de que la vida tiene un sentido, un propósito y una habilidad increíble para improvisar.

Con frecuencia se cree que la resiliencia es el resultado del optimismo, eso es cierto, siempre y cuando éste no distorsione el sentido de la realidad. Las personas y organizaciones resilientes tienen una visión muy serena y realista de las partes de la realidad que son importantes para la supervivencia.

Digamos entonces, que la resiliencia es cambio, es acción, es desaprender y volver a aprender, es aceptar nuevas realidades, y es a través del liderazgo que la resiliencia fluye, se desarrolla con el tiempo y se constituye en una capacidad organizacional. Por esto, no podemos pensar en una empresa resiliente sin un liderazgo presente y, por ende, resiliente.

Pudiéramos enfocarnos en cuatro claras condiciones para un liderazgo resiliente: primero, la serenidad para analizar la realidad en medio de una crisis; después vendría la templanza para saber navegar en circunstancias inciertas, posteriormente vendría la ambición para buscar una solución; y finalmente la resolución para enfrentar los obstáculos.

Como líder tienes que ser capaz de mantenerte positivo y superar los momentos difíciles para inspirar a tus equipos y alcanzar el éxito. También necesitas ser resiliente para recuperarte de los fracasos y aprender de tus errores.

Como puedes observar, la resiliencia es un ingrediente clave en la receta del éxito, por lo que es importante que como líder desarrolles este atributo muy al principio de tu carrera.

Hay tres cosas que como líder puedes hacer para desarrollar esta capacidad: en primer lugar, debes identificar tus valores personales y lo que te motiva; esto te ayudará a mantenerte centrado en tus objetivos durante los momentos difíciles. En segundo lugar, debes cultivar una red de apoyo de gente cercana y colegas de trabajo que puedan ofrecerte ánimo y un buen consejo, en caso de necesitarlo. Y, en tercer lugar, debes establecer objetivos y expectativas realistas para ti y tus equipos.

Aunque la resiliencia suele considerarse una cualidad personal, también es importante que las organizaciones cultiven una cultura de resiliencia. Esto significa crear un entorno en el que los empleados se sientan apoyados y valorados. También significa disponer de sistemas que ayuden a todos los empleados a afrontar el estrés y a recuperarse de los contratiempos.

Cuando las organizaciones fomentan una cultura de resiliencia, tienen más probabilidades de sortear las tormentas y salir más fuertes que antes.

Por último, los líderes resilientes aprenden continuamente, pues consideran los contratiempos como oportunidades para aprender y crecer.

Algunos ejemplos notables de líderes resilientes, para que les tengas en mente, son:

Nelson Mandela: quien,a pesar de haber pasado 27 años en prisión, se convirtió en un poderoso líder que luchó por la libertad de Sudáfrica. Fue capaz de inspirar a otros con su resistencia y esperanza, y finalmente llevó a su país a la democracia.

Winston Churchill: durante la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill demostró una gran fuerza y resistencia frente a las enormes dificultades. Se mantuvo positivo y motivado durante toda la guerra y ayudó a llevar a Gran Bretaña a la victoria.

Martin Luther King Jr.: se enfrentó a muchos retos en su lucha por los derechos civiles, pero nunca se rindió; perseveró en los momentos difíciles y finalmente logró su objetivo de igualdad para todas las personas.

Personalmente, en mi recorrido como líder tuve la oportunidad de crecerme a muchos desafíos gracias a mi capacidad de resiliencia, y de los cuales siempre saqué el mejor provecho para crecer junto con mi familia y mis equipos tanto de forma personal, como profesional:

Como el haber vivido y trabajado en cinco diferentes países durante mi carrera profesional, lo cual siempre requirió de un proceso de adaptación al cambio, y en muchas ocasiones de resistirme a situaciones adversas; como la falta de aceptación en un inicio por parte de mis compañeros por el hecho de percibirme como alguien ajeno al equipo por no hablar el idioma, por venir de fuera y por las diferencias culturales.

O cuando perdí mi trabajo por diferentes circunstancias de la vida, lo cual me mostró el miedo ante el fracaso y la posibilidad de no reencontrar mi camino profesional, pero, finalmente, a base de resiliencia, pude salir adelante aprendiendo de mis tropiezos y saliendo reforzado de situaciones complejas y dolorosas como éstas.

Siempre tuve las mejores experiencias y los mejores aprendizajes cuando tuve que echar mano de esa capacidad de resiliencia.  

Puedes estar seguro de que la capacidad más buscada en un líder es la resiliencia. Un líder resiliente es aquel que puede decidir con emociones; es un líder empático que comprende las emociones de los otros y ayuda a transformar su entorno, y aplica sus experiencias para construir equipos fuertes y comprometidos, es un líder que sabe sobreponerse y domina su inteligencia emocional.

La resiliencia es clave en los líderes de hoy porque las organizaciones están en constante cambio, así, necesitan que, quien las dirija, tenga la capacidad de enfrentar desafíos y conduzca grandes grupos a través de las transiciones con coraje y entereza.

La resiliencia trasciende al mundo empresarial, por lo tanto, es una capacidad que deberíamos entrenar y aplicar en nuestra vida cotidiana. Podemos ser líderes resilientes de nuestras vidas, afrontando contratiempos con el objetivo de aprender, de fortalecernos y transformarnos.

Te invito a que veas la resiliencia no como un destino, sino como una forma de ser, tomando en cuenta que una “organización resiliente” no es aquella que es capaz de volver a donde estaba antes de la crisis, sino aquella que logra transformarse, incorporando en su ADN las actitudes, procesos y estructuras que le permitan no solo recuperarse, sino catapultarse y seguir prosperando.

Y como reflexión final: la resiliencia debes incorporarla a las capacidades a evaluar cuando contrates o cuando promuevas a una persona. Esta capacidad es mucho más importante que la educación académica, conocimientos técnicos, o experiencia en un área particular.

El nivel de resiliencia de un líder es lo que determina quién triunfa y quién se queda atrás.

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