En este artículo hablaremos sobre los diferentes factores y actitudes que pueden descarrilar tu liderazgo, y en consecuencia disminuir su impacto con tu equipo.
Pensemos en un tren que suele llegar a la estación de su destino a tiempo, sin contratiempos y, sobre todo, sin haberse descarrilado, es decir, sin haberse salido de sus rieles. Así suena a que todo funcionó muy bien.
Sin embargo, puede ocurrir el descarrilamiento de un tren, el cual por lo regular sucede por fallas operativas o por problemas mecánicos, y cuando esto ocurre, cuando un tren se sale de la vía, lo que acontece es una tragedia, ¡es un caos!
Pues en el campo de liderazgo sucede lo mismo: cuando un líder falla en su misión, la organización que está en sus manos vive una etapa de mucha incertidumbre y frustración, sujeta a cambios e impactos inesperados y expuesta al caos.
Existen múltiples causas que conducen al descarrilamiento en el liderazgo, pero una de las más interesantes, y que además se podría evitar con el adecuado asesoramiento y planeación, es cuando se promueve a un colaborador con habilidades técnicas sobresalientes pero que aún no se encuentra bien preparado para guiar a otros como líder.
Por otro lado, muchos colaboradores han de lidiar con que, a pesar de su brillantez, no alcanzan el ascenso deseado, ¿por qué? Porque el éxito en las habilidades técnicas y el gran conocimiento de un área específica no aseguran seguir creciendo en la pirámide corporativa. Y es que a la organización puede no interesarle mover a un gran técnico a un puesto gerencial o de dirección, porque en el nivel actual en el que trabaja simplemente lo ha convertido en alguien imprescindible.
En fin, existe un sinfín de ejemplos. Uno de ellos, un ejemplo clásico, es que no se promociona a director de ventas al mejor vendedor, ya que ser excelente como comercial no asegura que esa persona sea top en cuestiones estratégicas y directivas. Y es que la semilla del éxito inicial puede convertirse en el germen del fracaso final.
Cuando hablamos de liderazgo empresarial, social, político… sucede lo mismo: no todo aquel que ha destacado en aspectos tácticos, que aglutina un gran conocimiento sobre un área o que sobresalió en su profesión, tiene por qué ser exitoso como un buen líder. Y, es más, no todo aquel que lidera con éxito una empresa es capaz de desempeñarse igual de bien como líder en otra compañía o en otro sector.
¿Cuántos casos se conocen de excelentes líderes empresariales que quisieron dar el paso a la política y simplemente no funcionaron en ese ámbito a un alto nivel, o viceversa? Hay sonados ejemplos de fuertes líderes políticos que sufrieron un tremendo descarrilamiento al querer ser empresarios.
El problema en todos los casos es el mismo, y suele venir porque como líder puedes enfocarte en las cuestiones sobre las que tienes experiencia y tratas de evitar los aspectos que te obligan a salir de tu zona de confort. Así se manifiesta una incapacidad de adaptación al nuevo rol, a los cambios internos organizacionales, una excesiva confianza en las habilidades pasadas y una aversión en aprender nuevas destrezas, las cuales sí te facilitarían progresar en ese nuevo escenario.
En todos los casos, como líder debes ser consciente de que lo que ha contribuido a traerte hasta aquí puede no servir para conducirte hasta la siguiente meta.
De esta manera y con base en lo mencionado anteriormente, podemos definir al descarrilamiento del liderazgo como un comportamiento que se interpone en tu progreso y facultad de realizar tu misión como líder ante tu equipo. Un descarrilamiento no es sólo una debilidad más. Pensemos que todos y cada uno de nosotros tenemos debilidades —que tal vez nunca decidamos mejorar, o no necesitemos dominar—, un descarrilamiento es “esa debilidad” que requiere que la mejores si quieres realizar tu máximo potencial.
Cuando un líder sufre un descarrilamiento, la organización recibe la peor parte de ese impacto, especialmente cuando ésta ha invertido mucho tiempo y recursos en el desarrollo de las habilidades de liderazgo de ese líder, y en particular, cuando el descarrilamiento afecta al nivel de los empleados y equipos de trabajo, provocando la pérdida de motivación y compromiso al percibir que su líder les ha “fallado”.
No es necesario mencionar que el liderazgo descarrilado es algo que cualquier líder y organización debe evitar a toda costa. Pero para hacerlo, el primer paso es saber identificar cuáles son las causas comunes del descarrilamiento y evitar que suceda.
En mi recorrido como líder a través de todos estos años, he pasado por diferentes desafíos y experiencias que me han podido ayudar a identificar ahora algunos de los descarriladores de liderazgo más comunes y evidentes, los cuales son:
- Carecer de concentración: el líder se distrae fácilmente; pasa de una tarea a otra sin hacer las cosas más críticas.
- No ser un jugador de equipo: es egoísta; antepone la agenda personal al bien del equipo.
- Perfeccionista: no reconoce cuando algo es “suficientemente bueno”; es obsesionante, intransigente.
- No ser confiable: viola o compromete la confianza de los demás; tiene dificultades para ganarse la confianza de otros.
- Micromanagement: control excesivo; no otorga a otros la libertad y la latitud para hacer su mejor trabajo.
- Ser volátil: pierde los estribos y la paciencia rápidamente; es irritable y faltante de compostura.
- Falta de confianza: demasiado preocupado por cometer errores; indeciso. Evita el riesgo.
- La indiferencia: distante, inaccesible o aislado; visto como indiferente a los demás. No logra construir relaciones efectivas.
- Mostrar arrogancia: es egoísta; muestra un fuerte sentido de derecho.
- Ser de mente cerrada: está cerrado a nuevas ideas; no abierto a comentarios críticos, indispuesto a considerar otros puntos de vista.
Las organizaciones son más que un negocio, son un ecosistema que ejerce un impacto enorme en las personas, en otras empresas, en los gobiernos, y en la sociedad en su conjunto. Cuando ocurre un descarrilamiento del liderazgo al más alto nivel, el desempeño y destino de la organización se ve simplemente expuesta. Un liderazgo bien integrado y consciente es un aspecto vital de cualquier organización, sin él, cualquier empresa, por extraordinarios productos o servicios que tenga, estará destinada a fracasar.